Autor: Martin Rees
El libro Nuestra hora final, de Martin Rees, plantea la cuestión: ¿Será el siglo XXI el último de la humanidad?
1.- Prólogo
Lo que ocurra en la Tierra este siglo podría significar la diferencia entre una eternidad llena de formas de vida cada vez más complejas, y otra repleta de nada más que simple materia.
2.- La conmoción de la tecnología
La ciencia del siglo XXI puede modificar a los propios seres humanos, y no solo su forma de vida. Una Máquina superinteligente podría convertirse en la última invención de los humanos.
3.- El reloj del apocalipsis: ¿tenemos suerte de haber sobrevivido tanto tiempo?
La guerra fría nos expuso a riesgos más graves de lo que muchas personas, de haberlas conocido con antelación, hubiesen aceptado. El peligro de Devastación nuclear sigue acechándonos, pero las amenazas más fáciles de tratar son las que se derivan de la nueva ciencia.
Este siglo los riesgos vienen de la biología y la ciencia, además de la física. Los científicos tienen una obligación especial porque tienen más libertad que los gobernantes y empresarios.
4.- Las amenazas después de 2000: terror y error
En los próximos 20 años, un millón de personas podrían perder la vida por actos de bioterrorismo o bioerrores. ¿Qué presagia esto para décadas posteriores?
La gravedad de una amenaza es igual a su magnitud multiplicada por su probabilidad. Si aplicamos este cálculo de los riesgos derivados de la inventiva humana a los que habremos de enfrentarnos en el futuro, no cabe duda de que el Reloj del Apocalipsis se irá acercando cada vez más a la medianoche.
5.- Perpetradores y paliativos
Cuando bastan unos pocos individuos técnicamente preparados para amenazar a la sociedad humana, la Renuncia a la privacidad puede convertirse en el menor de los precios a pagar para Mantener la seguridad. Pero ¿incluso una Sociedad transparente sería suficientemente segura?
Nuestra civilización está cada vez más fuertemente interconectada y edificada al borde del abismo en forma de una elaborada Superestructura de tecnología muy sofisticada en la que cada parte depende del éxito de las otras partes – Stewart Brand
6.- ¿Debemos frenar el avance de la ciencia?
La ciencia del siglo XXI promete maravillas, pero también tiene un lado oscuro. Es difícil acordar, y aún más difícil poner en práctica, la imposición de Límites éticos a la investigación o la renuncia a tecnologías potencialmente amenazadoras.
7.- Los peligros naturales: impactos de asteroides
El riesgo de sucumbir al impacto de un gran asteroide es más elevado que el de morir en un accidente de aviación, pero las amenazas cada vez mayores inducidas por los propios humanos son aún más temibles que cualquier peligro natural.
Los impactos de grandes asteroides y las erupciones volcánicas gigantescas son eventos infrecuentes que sirven de vara de medida para los crecientes riesgos ambientales inducidos por los humanos, que de acuerdo con las previsiones más pesimistas podrían llegar a ser miles de veces más graves.
8.- Amenazas de los humanos a la Tierra
Los Cambios ambientales inducidos por las actividades humanas, que todavía no entendemos plenamente, pudieran llegar a ser más graves que las amenazas naturales como los terremotos, las erupciones y los impactos de asteroides.
Las extinciones son lamentables para la biodiversidad por razones estéticas y sentimentales, también desde un punto de vista utilitario estamos destruyendo una variedad genética que podría sernos de gran valor.
Estamos quemando los libros antes de aprender a leerlos – Robert May
9.- Riesgos extremos: la apuesta de Pascal
Cabe la posibilidad de que algunos experimentos pongan en peligro a la Tierra entera. ¿Cuán cercano a cero debería ser el riesgo para que aprobemos tales experimentos?
A medida que aumente el poder de la ciencia, los riesgos se irán haciendo cada vez más extendidos y variados. Aunque cada riesgo individual sea pequeño, en conjunto pueden constituir un peligro sustancial.
10.- Los filósofos apocalípticos
¿Puede el pensamiento puro decirnos si los años que le quedan a la humanidad están contados?
Brandon Carter pensaba que la vida inteligente debía ser rara en el resto del universo, y que aunque el sol sigua brillando durante miles de millones de años, el futuro a largo plazo de la vida era sombrío.
11.- ¿El fin de la ciencia?
Los Einstein del futuro pueden superar las teorías actuales del espacio, el tiempo y el micromundo. Las Ciencias holísticas de la vida y la complejidad, en cambio, plantean misterios que las mentes humanas quizá no lleguen a resolver nunca.
La búsqueda de la Vida extraterrestre es posiblemente el reto más fascinante para la ciencia del siglo XXI. Su resultado tendrá una influencia tan profunda en nuestra concepción del lugar que ocupamos en la naturaleza como la que ha tenido el darwinismo durante los últimos 150 años.
12.- ¿Tiene nuestro destino significado cósmico?
Tal vez sea una improbable la aparición (y supervivencia) de la Vida compleja que en toda nuestra galaxia la inteligencia consciente solo tenga morada en la Tierra. De ser así, nuestro destino tendrá verdaderamente Resonancia cósmica.
Si nuestra diminuta Tierra fuese la única morada de la inteligencia, la veríamos desde una perspectiva menos humilde que la que le correspondería si nuestra galaxia estuviese repleta de Vida compleja.
13.- Más allá de la Tierra
Si las sondas y los robots de fabricación se extienden por el sistema solar, ¿les seguirán los humanos? Si alguna vez se establecen comunidades fuera de la Tierra, será por iniciativa de pioneros individualistas y arriesgados. Los viajes más allá del sistema solar son una posibilidad más remota, posthumana.
El Potencial posthumano es tan inmenso que ni siquiera el más misántropo entre nosotros toleraría que unas acciones humanas lo minasen.
14.- Epílogo
Uno de los desafíos fundamentales es comprender la naturaleza de la vida: cómo comenzó y si existe más allá de la Tierra.
El libro Nuestra hora final, de Martin Rees, muestra que la humanidad corre hoy un riesgo mayor que en cualquier otro momento de la historia. El gran cosmos tiene un futuro potencial que podría ser incluso infinito y tal vez la decisión sea nuestra y en este siglo.